A las 7:30 de la mañana, Pedro cogió el tren hacia Barcelona.
Allí, en la estación de tren, le esperaba su amiga Alicia. Habían planeado una escapada de fin de semana a la montaña de Montserrat. Ninguno de los dos conocía la zona, a pesar de que era la montaña más importante de Cataluña.
Ese era el primer fin de semana desde que Alicia dejó a su novio. Tenían mucho que hablar.